martes, 5 de febrero de 2013


La Fuerza de la Juventud

Somos hijos, hermanos, estudiantes, amigos, deportistas, salimos a divertirnos, a jugar, a pasear, la juventud no descansa, es activa.
Pareciera que nuestra batería nunca se descarga, somos capaces de realizar todo ello, o gran parte, en un día.

Somos el futuro de la humanidad, constantemente se nos dice.

Pero en realidad somos el presente, que forma constantemente el futuro.
Somos la fortaleza, la esperanza, que es vista desde hoy, no del mañana sino del presente. Lo que hagamos bien  o mal hoy, tendrá una influencia importante en el futuro, en el mañana. Somos la fortaleza de la Iglesia, somos la energía de la Iglesia.

Dios actúa en nosotros constantemente, si somos ejemplo del amor, de la entrega  y la verdad haremos un gran e impresionante bien y cambios en cada amigo, en cada rincón del planeta donde los jóvenes se divierten, donde salen a pasear o a jugar, en nuestros colegios, escuelas e institutos, en nuestros compañeros, somos capaces de cambiar el mal de las discotecas por un rincón de entretenimiento del bien, capaces de divertirse en el bien, desapareciendo las desgracias, las perdidas, los accidentes, las muertes  de los errores.

Tener siempre el espíritu joven, con la madures de la verdad. Ser la energía de la verdad, utilizar la fuerza de nuestra juventud para formar un futuro vivido en el presente de un mundo mejor y sobre todo de una Iglesia en donde se viva profundamente el amor, la verdad y Dios.
En donde cada uno de nosotros sepamos vivir la fuerza del amor en nuestra vida cada momento, cada segundo.

<<porque Él permanece siempre con nosotros en una forma nueva. El Señor dirige nuestra mirada al Cielo para indicar cómo recorrer el camino del bien durante la vida terrenal>>.
Ese camino se encuentra en la verdad y en la entrega y se necesita de fortaleza para ello, juventud de amor, energía de pasión en la verdad y la entrega. 
No somos el desorden, la inmadurez, la problemática ni los accionantes de los accidentes, somos el presente de la fortaleza, de utilizarla no para el mal sino para el bien, para hacer del hoy un mañana de bienestar y amor. Amor visto en el entretenimiento sano, en la entrega, en el apoyo, en donde caben todos, y todos conviven, todos viven.

Nuestra entrega del hoy  para la entrega del futuro, porque hoy somos la juventud activa, mañana seremos los jóvenes de espíritu activo que formamos un mundo mejor.

Todos los lugares de hoy que ocupan hombres grises, de corbata, de bata… serán ocupados por cada uno de nosotros y por nuestra fortaleza y energía de hoy deberemos hacer la IGLESIA Y el mundo del mañana, de darle el color del amor de Dios, y de la verdad.
Somos la fortaleza de LA IGLESIA, somos la entrega de la Iglesia, donde salimos a misiones, a ayudar a los demás, a apoyar a los demás.

No tengas miedo de utilizar esa fortaleza de nuestra juventud en el amor. 
<< ¡El mundo necesita de esta voluntad, necesita de este compromiso! Y luego quizás una palabra sería: ¡el valor de decisiones definitivas! En la juventud hay mucha generosidad pero ante el riesgo de comprometerse por toda la vida, ya sea en el matrimonio o en el sacerdocio, se experimenta miedo.
 El mundo está en movimiento de manera dramática: ahora puedo disponer continuamente de mi vida entera con todos sus imprevisibles eventos futuros: con una decisión definitiva ¿no ato mi libertad y no me privo de la libertad de movimiento? Despertar el valor de osar decisiones definitivas, que en realidad son las únicas que hacen posible el crecimiento, el camino hacia adelante y el alcanzar cualquier cosa importante en la vida, las únicas que no destruyen la libertad, si no que le ofrecen la justa dirección en el espacio. Arriesgar esto, este salto en el definitivo, y con eso acoger plenamente la vida >>.

Conquistemos la vida con la fortaleza de nuestra juventud, para ser del hoy, una gran mañana de nuestra Iglesia y de nuestro mundo.

Alan Saldaña.

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